domingo, 17 de agosto de 2025

Duelo


Se armó de valor y le disparó al miedo hasta matarlo.

El miedo cayó de espaldas con teatralidad impecable, como si supiera que estaba en una historia moral. Pero antes de desvanecerse, sonrió.

—¿Y ahora quién te advertirá de los acantilados?

Entonces el hombre, valiente y solo, miró a su alrededor y notó que el mundo era más amplio… y mucho más peligroso. Sin el miedo, todos los precipicios parecían caminos, y cada sombra, un atajo.

Al anochecer, se sentó en una banca a escribir una elegía para su enemigo caído. Fue breve: “Murió el miedo. Nació el juicio”. Luego se levantó y volvió a temblar, esta vez con sabiduría.

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