domingo, 26 de marzo de 2023

Acrobacias



Acudió al festival aéreo con la convicción de que vería un gran espectáculo. Madrugó para coger sitio en la playa, un lugar estratégico a ser posible. Desde que leyó El principito, el mundo de los aviadores había sido muy sugerente para él. Imaginaba volar sobre los mares azules, los desiertos amarillos, las selvas verdes y las blanqueadas cumbres. Sentía tanta admiración por las aeronaves como miedo a despegar sus pies del suelo, por ello no perdía oportunidad de acudir a las exhibiciones de las máquinas voladoras.

Aquella mañana el sol no terminó de salir, al contrario, un denso banco de niebla ocupó los largos kilómetros de la ribera. El agua del mar igual que una balsa de aceite y ni una pizca de brisa, hacían presagiar un mal desenlace.

La espesura de la neblina casi oscureció el día y era imposible distinguir a alguien. Oía su voces lejanas y desnortadas sin ver nada. Después ruido de motores, ovaciones y aplausos, pero él seguía sin poder observar qué pasaba. Primero sintió ahogo, más tarde frustración y, al final, hundimiento por no saber escapar de esa realidad borrosa y laberíntica.

Cuando la bruma desapareció los rayos solares comenzaban a sucumbir por el horizonte marino y en la costa no quedaba nadie. Agotado volvió a casa.

Al llegar a su barrio le recibió una enorme pancarta: ‘Exhibición y concurso de vuelos acrobáticos con aviones de papel’. Su rostro se iluminó.



domingo, 12 de marzo de 2023

Relato soñado



Avanzaba hacia el final del cuento, agitada y satisfecha, sintiendo una emoción de plenitud tras escribir un texto que rozaba la perfección, original y nuevo. A punto de anotar la palabra ‘fin’, el fluido eléctrico falló y se sintió rodeada por la oscuridad. Era como que darse en blanco, pero al revés. Pensó: «no te pongas nerviosa, la electricidad volverá y con ella las palabras escritas». Los primeros instantes permaneció sentada y quieta, hasta que las sombras se aclararon ayudadas por el reflejo lunar que entraba por el ventanal. Sus pensamientos pasaron del calor al frío y otra vez al calentamiento. Se lamentaba que esto le estuviera ocurriendo a ella y se culpó por no haber ido archivando su creación. Después se tranquilizó porque el programa debería tener copias de seguridad y casi en su integridad podría rescatar el relato.

Cuando sus ojos se adaptaron a la semioscuridad buscó una linterna para moverse dentro del apartamento que no encontró porque alguien la había cambiado de lugar. Miró entonces a través de los cristales. Todo quedó silencioso y en tinieblas durante unos segundos que parecieron eternos hasta que, de repente, se hizo la luz y ese fogonazo le hizo bajar los párpados por el dolor que le causaba tanta claridad.

Seguidamente reinició su ordenador y vio con satisfacción como todo volvía a estar bien, sus proyectos, programas y aplicaciones. Buscó el trabajo y no lo halló, desesperada consultó con un amigo informático para que le ayudara y no obtuvo solución. 

Los estados anímicos por los que pasó fueron desde el desconsuelo hasta la desesperación, pasando por estar deprimida y renegar de la escritura.

Era su narración soñada.

domingo, 5 de marzo de 2023

Un tiempo único

    Nauplio Fernández observó, al despertar, que no se había movido de la cama en toda la noche. Entonces una idea iluminó su cerebro: e...