domingo, 23 de febrero de 2020

Fantasmagoría



Dos ancianos miran caer la tarde sentados en un banco junto a la carretera. Mis pasos de caminante me acercan hacia ellos. Les saludo, primero con una sonrisa y un leve movimiento de cabeza; después con un «buenas». Responden con amabilidad a mi cumplido. En medio de un rumoroso silencio, les digo que todo parece muy tranquilo y uno de ellos me revela: «en este pueblo, los que no están muertos se han ido». En ese momento se me viene a la mente Comala y pienso si no estaré hablando con dos fantasmas, o si ya seré yo también como uno de esos espectros.

domingo, 16 de febrero de 2020

Brujas



Le dijo que aquella era una noche mágica. Lo recordó durante cada segundo transcurrido en la espera: noche mágica. Mientras se asombraba de cómo se había quebrado su fortuna: noche mágica. Lo masticó con el silencio de las palabras que suenan sin pronunciarse: noche mágica. Y con el dolor paralizante de todo lo que no puede ocurrir porque ya ha ocurrido, ni romper el contrato que el destino obliga a rubricar: noche mágica. Un conjuro de lágrimas implosivas prosiguió al anuncio de la megafonía: noche mágica.



domingo, 9 de febrero de 2020

Hilos



Todo está tranquilo hasta que dentro de un instante suceda un crimen. Precedente a que ocurra este asesinato, está la persona muerta dentro de la vida y el asesino inocente. En el previo criminal al dolor y a la crueldad hay un destino sereno que nada hace indicar que sucederá lo que tiene que acaecer, que el caudal de tiempo determinará la muerte abrupta de una vida y la mente humana urdirá una atrocidad contra ella. Anteriormente a ser víctima, irá de compras y sacará dinero de un cajero automático, estando expuesta a la usura de la banca y al incómodo pensamiento que le provoca este abuso de autoridad económica, sin el menor presentimiento de azar opuesto a seguir su trayectoria vital. Antes el no homicida aún desayunará sin la culpabilidad de un asesino y mirará pasar la gente entretenida en su tiempo vital pensando, quizás, en una oportunidad para no tener que mancharse de sangre. Más atrás el lazo entretenido del destino que comienza a anudarse.



Un tiempo único

    Nauplio Fernández observó, al despertar, que no se había movido de la cama en toda la noche. Entonces una idea iluminó su cerebro: e...