domingo, 29 de mayo de 2022

Algo real



Alejandro se recrea en la escena de amor de la película ‘Blade Runner 2049’ y sueña que alguna vez los mitos se hacen realidad como en este Pigmalión cibernético. «Tocar aquello que no es nada, sentir que la emoción te ahoga, imaginar que hemos sido otra cosa de lo que no quedan testigos», piensa. En ese momento una mujer entra en su habitación, una pelirroja de largas piernas y minifalda, se acerca, le miente y le dice que ella es real pero que lo que va a notar es supuesto igual que el amor, ese si es un gran mito que nunca llega a ser real. Ahora no sabe si está envuelto por lo que ocurre en la película o está dentro de la cinta y despierta.



domingo, 22 de mayo de 2022

Quejas vecinales



Cuando trabajaba a media mañana en la redacción, sonó el teléfono. Llamaba un hombre pidiendo ayuda para resolver un problema que le inquietaba desde hacía más de tres décadas. Con paciencia escuché cómo hilaba con palabras su historia que había avejentado tanto como el narrador que la contaba. Lentamente fui conociendo los detalles de su folletín personal mientras con cachaza periodística le interrogaba sobre las cuestiones que desgranaba con aplomado énfasis. Lisandro había imaginado el trazado de una calle invisible que, misteriosamente, dividía la minúscula pedanía donde vivía desde que nació, en dos mitades, a un lado los polimorfos y al otro los uniformes por su forma de pensar. Sus dificultades, con los sucesivos gobiernos locales, comenzaban cada vez que les planteaba la urbanización de esa línea imaginaria, no por imposible sino por incapacidad presupuestaria.



domingo, 15 de mayo de 2022

Guerras literarias



El carabinero golpeó la puerta hasta tres veces. Golpes secos y rotundos. Después con voz aflautada preguntó: «¿Se puede?». Un sonido ronco desde el interior de la habitación le respondió: «adelante, Toledo». Apareció, entonces, un espigado y fornido guardia, de rosto amable y barba rala. «¿Me ha mandado llamar, mi capitán?», inquirió mientras ladeaba una media sonrisa. El oficial sin levantar la cabeza del papel que leía sobre la mesa, observó: «No me ha cuadrado bien el servicio esta semana». «Sí mi capitán ¿dígame por qué?». 

El militar levantó la vista y miró al subordinado con indulgencia: «¿En cuántas ocasiones le he referido que la tropa tiene que estar bien alimentada?». Luego que la pregunta resonara con ímpetu entre las cuatro paredes cuarteleras, moduló su habla a un tono más bajo: «No solo de pan se alimenta el hombre, también hay que nutrir su espíritu. ¿Cuántos versos le ha leído a la unidad?» El carabinero miró al techo y recordó: «Han sido dos sonetos de Quevedo y uno de Góngora; algo de César Vallejo, Machado, Juan Ramón Jiménez y Lorca; todo producto nacional». El superior quedó circunspecto durante unos instantes que al subalterno le perecieron interminables. Después, gravemente, manifestó: «No es suficiente. El destacamento necesita un suplemento de Cernuda, Gil de Biedma y Goytisolo. Y una buena ración de Rosalía de Castro, Idea Vilariño, Pizarnik y Beneyto». «A sus órdenes y si me permite, he escrito unos poemillas que puedo leer a los muchachos». El jefe, con expresión marcial y centrado en su lectura, le ordenó: «Ni se le ocurra, no querrá frustrar la carrera de estos vates de la guerra».



domingo, 1 de mayo de 2022

Buenas fotos



Fotógrafo de una técnica muy depurada, sus instantáneas capturaban la fragancia de aquello que retrataba.



Un tiempo único

    Nauplio Fernández observó, al despertar, que no se había movido de la cama en toda la noche. Entonces una idea iluminó su cerebro: e...