domingo, 29 de noviembre de 2020

Alarmada




Suena una primera alarma. Levanta su larvado cuerpo de la cama. Quién se lo hubiera dicho la noche anterior, que iba a ver otro día, otra mañana. Mira por la ventana y ve que la ciudad permanece fuera, llena de ruido y de furia como el día anterior. Suena un segundo aviso acústico y se dirige a la cocina donde hay huellas invisibles del vuelo de las moscas. Enciende la placa eléctrica para calentar el café. No espera nada del día, no espera nada de la vida. Nunca espera nada ni a nadie. Mientras desayuna la tercera señal llega. Es la hora de hacer las mismas cosas de ayer. Revisa todo antes de salir a la calle y frente a su portal ve la carnicería ‘El pollo feliz’ y su grasiento propietario. Pasa el urbano y no se detiene en la parada. Echa a andar y cruza la calle sin mirar. Escucha en su interior la cuarta alarma. Es el momento. Mira en un parque cercano y se sienta en un banco frente al busto de un insigne poeta. Ahora sabe que no hay esperanza. Ha vuelto a ocurrir.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Cambiando la hora




Adelantó cada uno del centenar de relojes que guardaba en la casa un minuto sobre el anterior, desde la planta baja hasta la buhardilla, de forma que cuando hizo el recorrido inverso los relojes marcaban siempre la misma hora, experimentando la sensación paradójica de que el tiempo se había detenido o que volvía a vivir una temporalidad similar a la ya sentida. Un presente inmutable mientras se desplazaba por cada espacio diferente. Era un ensayo para determinar la percepción de su existencia, en la cual tenía la impresión de estar atrapado eternamente.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Zapatos de domingo



Intentó por enésima vez sacar el dedo para completar el lazo, pero se le volvió a escapar el nudo. Miró la complejidad de aquel artilugio cuyo funcionamiento no le entraba en la cabeza y pensó, entre resignado y convencido de su torpeza, que podría dedicar su vida a resolver el problema de por qué los niños pequeños nunca saben anudar sus zapatos.



domingo, 8 de noviembre de 2020

Riegos laborales



Se dedicaba a la venta de bebés. El último mes había sido especialmente estresante dado el considerable aumento de volumen. Cuando hay mucho género, los cuerpecitos desprenden un aceitillo sudoroso que impregna las manos y atraviesa la piel. Había olvidado usar guantes y ahora se había infectado con aquel líquido cuyas propiedades afectaban a la sinapsis neuronal, cambiando radicalmente la manera de pensar. Lo sabía desde el principio, cuando aceptó el trabajo, por cuestión de dinero y no por vocación. Ahora tendría que soportar las consecuencias porque no existía ningún antídoto para el contagio. Comenzó a sudar y sentirse mal cuando aparecieron los primeros síntomas de autonepiofilia.



domingo, 1 de noviembre de 2020

La bibliotecaria



Perdida dentro del archivo, ella se había convertido en otro de aquellos palimpsestos allí almacenados, pero no uno cualquiera. Igual que los manuscritos que los amanuenses escribían en caja alta gótica, en su delicado rostro de papel de cebolla se habían marcado las grafías de un poema antiquísimo, que contaba los cortejos que tuvo su corazón. Cada verso relataba la historia de un hombre que la amó. Y así los filólogos entusiasmados acudían a estudiar en su mirada la métrica del amor.



Un tiempo único

    Nauplio Fernández observó, al despertar, que no se había movido de la cama en toda la noche. Entonces una idea iluminó su cerebro: e...