martes, 17 de octubre de 2017

Democracia en blanco





Tras acabar el escrutinio de la mesa electoral, su presidenta supo que todas las papeletas estaban en blanco. Miró enojada a los vocales y apoderados, tras haber sufrido de almorranas todo el día, y dijo: «¡esta democracia es una mierda!»

lunes, 16 de octubre de 2017

Fiestas




A la verbena de verano acudieron todos los difuntos del cementerio después de oír comentar a un joven: «el muermo de música del grupo que toca esta noche solo lo pueden soportar los muertos».

domingo, 15 de octubre de 2017

Domingos



No conocía el nombre de los días de la semana ni tenía la obligación de conjugar bien los verbos irregulares. El tiempo más lejano era ayer y el futuro, mañana. De momento, ignoraba su condena.

sábado, 14 de octubre de 2017

Cine de verano







Esa noche proyectaban 'El último bañista'. La medusa dio un salto en su asiento al leer el título. El tiburón que estaba junto a ella la tranquilizó: «no te preocupes, todos los años ponen la misma».

viernes, 13 de octubre de 2017

El jersey de lana








Esta mañana he tenido que tirar el jersey de lana. Lo metí en la secadora y ha encogido. No me gusta despedirme así de las cosas a las que le tengo cariño. Lo había echado a lavar porque se me manchó el día anterior cuando después de comer decidí echar un polvo con mi novia y al final salió salpicado. Lo del polvo fue porque al final de una cinta de vídeo había quedado grabado un trozo de película porno y nos animamos. La noche anterior dejé el vídeo preparado para grabar un programa sobre la evolución de la vida en el planeta Tierra. Lo había visto anunciado en el periódico del día que alguien se dejó olvidado en el metro. Nunca cojo el metro pero tenía prisa y el autobús tarda una hora en llegar. Ese día salí de trabajar un poco más tarde de lo habitual porque mi compañera de oficina se empeñó en demostrarme cómo funcionaba una nueva versión de un programa de ofimática. Nunca me puedo negar a lo que ella me pide; es siempre tan atenta. En mi último cumpleaños me regaló un desnudo de su cuerpo y lo que llevaba puesto que era el jersey de lana.

jueves, 12 de octubre de 2017

Caperucito Feroz y la Loba Roja



Este es un cuento a favor de la igualdad de género, en defensa de la coeducación y por un mundo donde los personajes de los cuentos populares cambien sus roles. Por ello Caperucito Feroz se convirtió en un personaje controvertido dentro de los cuentos clásicos, no sólo porque cambió de género al protagonista sino porque además asumió propiedades de su antagonista, el cual pasó a llamarse la Loba Roja.

Pormenorizados dichos asuntos, puede comenzar el proceso narrativo que desarrolla este cuento, a la espera de que no existan otras interferencias que lo impidan. En especial, pienso en algunas que cuestionan el principio de autoridad del narrador y que pudieran derivar en una mala historia.

Había una vez un niño hiperactivo. Su padre, que quiso ser padre soltero, le había hecho una capa con caperuza para los días de lluvia y el muchacho la llevaba tan a menudo que todo el mundo lo llamaba Caperucito. Lo de Feroz vino después por lo cruel de la historia.

Un día, su padre le pidió que llevase unos pasteles a su abuelo que vivía al otro lado del bosque. El abuelo era diabético, pero al padre de Caperucito le urgía cobrar la herencia, para lo cual ingeniaba estratagemas de cómo cargarse al viejo siempre abocadas al fracaso. Le recomendó que no se demorase en el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, no para él sino para los pobres animalitos que el niño mataba por el camino y, sobre todo, por la Loba Roja, una especie protegida por las leyes en peligro de extinción y que si el niño lastimaba el padre debería pagar una cuantiosa multa.

Caperucito Feroz se encaminó hacia la casa de su abuelito con la cesta llena de pasteles que, esta vez, eran sin azúcar. Antes el niño tenía que atravesar el bosque, un lugar siempre ejemplarizante por los personajes y las escenas que encontraba a su paso. Allí aprendió a diferenciar entre las relaciones sexuales de los humanos y de los animales, el porqué estaba de moda la piromanía, la caza de especies en vías de extinción y lo divertido que era disparar con gomero a todo lo que se moviera. En el bosque estaba como en su casa.

De repente vio a la Loba Roja que hacia régimen de adelgazamiento y estaba un poco esmirriada.

— ¿A dónde vas, loba? — le preguntó Caperucito con los ojillos vivos de niño que prepara una travesura.

— Hago ‘footing’ para adelgazar — le dijo a Caperucito.

— Cada día estás más flaca. Da asco verte — le soltó el niño.

— Y tú Caperucito dónde vas tan guapo.

— Voy a casa de mi abuelo a llevarle unos pasteles con arsénico que le ha preparado mi padre y que el viejo no se comerá porque sabe que mi padre anda detrás de la herencia. Y después jugaré a la ‘Game Boy’, pero cuando vuelva te preparas, anoréxica.

Caperucito puso su cesta en la hierba y comenzó a coger setas venenosas y pensó: «ahora tengo que quitar de en medio al abuelo para que no me mande mi padre más a cuidarlo. Todas las tardes tengo que venir a atenderlo y me pierdo echar un partido de fútbol con mis amigos».

La Loba Roja se marchó sin decir nada, pero imaginó que tanto Caperucito como su padre, cada uno por su cuenta, lo que pretendían era matar al abuelo. Entonces decidió ir a avisarle de las intenciones de sus familiares consanguíneos. El abuelo escuchó a la loba y resolvió que fueran pareja de hecho la loba y él, además de desheredar al padre y al hijo.

Al poco llegó Caperucito y se quedó pasmado cuando vio al abuelo y a la loba abrazados. 

—Abuelito, abuelito, ¡qué haces con esa guarra!

— Niño eres un maleducado, hijo de la generación de Tarantino. Tú consideras que tienes todos los derechos y ningún deber, no tienes cultura y tu padre te ha malcriado dándote todo lo que le pides. Y además te crees que la vida es un videojuego.

— A mi padre se lo voy a decir. 

— No te alteres — dijo la loba al abuelo —. Las cosas se resuelven con diálogo, sin violencia.

Caperucito Feroz cogió el móvil e informó a su padre de las intenciones de la pareja. El padre cogió su escopeta de furtivo y se presentó al instante.

Aquí debería finalizar el cuento porque, puestas así las cosas, de seguir esto adelante puede acabar como el rosario de la aurora o como una crónica de sucesos. Así que ahora, como narrador atribulado y cobarde que soy, huyo de la escena y les pido, a ustedes, queridas personas lectoras, que imaginen el final. O mejor que lo escriban.

(2006)

miércoles, 11 de octubre de 2017

Inconveniencias





Hace tiempo que no tomo el sol. Hace tiempo que no leo nada ni voy al cine. Reconozco que, últimamente, tengo poca vida social. Aunque me he acostumbrado a mi nueva posición echo de menos salir a fumarme un cigarrillo. No sé por qué no dejan fumar aquí dentro, de todas formas estoy solo. Mientras estuve moribundo debería haber previsto esta situación y reclamar que los muertos tienen derecho a una vida digna.

Eso sí, la humedad me está matando.

martes, 10 de octubre de 2017

Amor ‘fou’







En el hormiguero hay una pareja que hace el amor todas las tardes después de ducharse. Primero se lava él y a continuación lo hace ella que es quien limpia la ducha. Es una hormiguita que pasa desapercibida en la inmensidad de la urbe mirmecológica, pero llena de encanto y con una bonita sonrisa. Su belleza es hiriente y refinada. Le declararía mi amor si no fuera entomólogo.

lunes, 9 de octubre de 2017

El fantasma horroroso




Menuda profesión me ha tocado ejercer en la vida de ultratumba. Supongo que habrá sido por llegar de los últimos o quizás, sólo, por mi mala suerte de costumbre. Qué contrariado estoy después de haberme reído tanto de los espíritus del otro -ahora este- mundo, de esas historias que cuando se relataban hacían sentir una mano helada por la espalda, la presencia de una ánima torturada que exhalaba su aliento de muerto en la nuca y te paralizaba todo el cuerpo incapaz de volverte para mirar. Lo peor de todo no es esto, no es ejercer de fantasma secundón, ni los oscuros pasadizos por donde arrastro las cadenas, ni los cementerios solitarios, ni los gemidos inmateriales, ni escuchar a todas horas el canto gregoriano. Lo que más me fastidia de todo es dar miedo a los demás fantasmas.



domingo, 8 de octubre de 2017

Hambre de letras




Había oído historias de pequeño sobre la voracidad de algunos animales, sobre las tragaderas de las plantas carnívoras que se podían almorzar una vaca si les cabía en la boca, y sobre otros seres menos reales, inventados en las fábulas literarias, capaces de devorar una región entera del universo. En el Horóscopo Chino a la personalidad del Perro se le recrimina su insaciable apetito, y los agujeros negros son los entes más glotones que se conocen en el Universo. Existe también la llamada hambre canina que asegura una continua superalimentación que repite, sin pausa, desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, en un ciclo infernal hasta que el enfermo muere por artrosis en los huesos maxilares. Hay incluso quien come más que una lima. Pero jamás en los tratados de Historia Natural se había diagnosticado una enfermedad tal como la descrita como Hambre de Letras. Aquel hombre llevaba escritas sin poder parar, tan si quiera a dormir, treinta millones de páginas escritas.

sábado, 7 de octubre de 2017

La guerra que viene

 

Cuando era pequeño siempre tiraba a dar y preferentemente iba con los malos, si bien aquel sueño le convirtió en pacifista de la noche a la mañana. El fantasma de Eduardo, un niño que se ahogó en la acequia donde se bañaban desnudos en verano, se le presentó mojado y pálido en una pesadilla y le contó: la guerra del futuro será la más terrible de todas las batallas. Maléfica porque el efecto destructor de las conflagraciones constantemente ha superado, al menos en un ápice, a la anterior. En un pacto de cordura, las beligerancias deberían hacerse con tirachinas, como las que practicábamos nosotros, por ese poso bélico que alberga el espíritu humano y que de alguna manera tiene que sublimar. Es cierto que la mejor contienda es que no haya ninguna, no obstante, ese ninguna parece conducir a cuando no quede nadie. Probable aseveración para los que han calculado repetidas veces que el tercer conflicto mundial vendrá y sucederá como el más limpio, puesto que, en lo tocante a matar, la muerte aparecerá de la mano de unos átomos respetuosos con el medio ambiente pero letales para la frágil vida humana. Por otra parte, aconseja el viejo dicho «dos no se pelean si uno no quiere» y, sin embargo, no faltará quien azuce y meta baza para sus intereses, hasta llegar al enfrentamiento. Por tanto, la última de las grandes epopeyas bélicas será de risa, aunque muy seria, ya que después de todo lo peor no es perder, sino observar la cara que le queda al perjudicado. Y esa es la esencia de la estrategia: la humillación. En esa conflagración no habrá más fiambres, al conocerse que los muertos dan mala reputación en las noticias del día y, a lo sumo, se morirán de vergüenza, nunca de un balazo letal y traicionero que lo ponga todo salpicado de sangre: bastará que se mueran por el bochorno. Los avances tecnológicos dotarán a los ejércitos de pequeños drones con tal inteligencia propia, que éstos buscarán el cañón del arma enemiga hasta inutilizarla, enviando al enemigo al desempleo. Mediante rayos láser se narcotizará a los soldados contrarios incidiendo en su sistema simpático, lo que les provocará tal entusiasmo que saltarán locos de alegría y desertarán en pos de la fiesta. Generadores de ultrasonidos causarán en los batallones antagonistas, incontenibles descomposiciones, y lanzadores de materia viscosa con cualidades de mucosidad atraparán a la tropa en una bola pegajosa imposible de zafarse. No faltarán tampoco las armas sicológicas con mensajes personalizados al móvil de cada combatiente donde, públicamente, se airearán cuáles sus defectos, vicios y secretas ruindades siendo reconocidas en todas las redes sociales. Al despertarse se notó aliviado sin saber que había comenzado la guerra que viene.

viernes, 6 de octubre de 2017

El beso










Llovía sobre el silencio de la noche coja con mansedumbre y delación, en una noche de mayo cuando todas las puertas se han cerrado. La tormenta del miedo que auscultaba entre los borradores de los sueños, se hacía fuerte y jadeaba. El tiempo era un misterio envejecido como un vino añejo. Entonces la besó en la boca. La besó con un beso apasionado y definitivo mientras su mano derecha agarraba la nuca que tapaba una ondulada melena pelirroja de reflejos oscuros desplegada en el aire de la noche. Sabía que la perdía, que ya la estaba perdiendo desde esa noche desangelada. Sara no entendió el porqué de aquel beso, ni el titilar de las estrellas que asomaban en el silencio como puntitas de cristal, ni la mirada extraña del transeúnte que cruzó aquel instante. Una lágrima andrógina se deslizó por la mejilla de Esperanza mientras recordaba la última escena de la película Thelma y Louise.

jueves, 5 de octubre de 2017

Un ladrón en bicicleta



Heredero de la picaresca Jean-Luc se entrega a su destino y es capturado con un tiro en la pierna. Desconocemos su rostro pero sabemos, por las noticias, que su azar ha sucumbido ante la eficaz tarea de la policía de las buenas costumbres. El ingenio era atrevido y sin embargo la sutil balanza del azar volcó su fiel hacia el lado hostil de la delincuencia. Había llegado en barco, como un noble marinero que va de puerto en puerto, solitario, midiendo las distancias de la noche por estrellas, quemado su rostro por la sal y por el sol. Bordeando las costas imaginó un buen plan, desembarcó y comenzó a pedalear en bicicleta hacia la ciudad extraña, y observó que las cosas estaban en su sitio. En su lugar el banco. Entró y pidió un buen fajo de billetes para continuar su travesura alrededor del mundo. Todo amabilidad no hubo resistencias y se marchó feliz, nuevamente pedaleando. Un ciclista no levanta sospechas entre los circunspectos ciudadanos. Sólo un detalle le delató: la memoria olfativa de la cajera se acordó del salitre.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Turismo cultural






Al finalizar sus vacaciones había visitado trescientos bares, un centenar de restaurantes, cuatro parques temáticos y un museo donde se exhibían las mayores idioteces del mundo.

martes, 3 de octubre de 2017

Artes marciales






Un dolor le asaltó al cuello, lo dobló y lo obligó a hincar la rodilla en tierra. Su consuelo fue saber que el dolor era cinturón negro.

Desconocimientos

«Tú no sabes lo feliz que soy amándote, aunque tú lo ignores». Las palabras resonaron en la mente de Ana mientras observaba a Marcos desde l...