domingo, 26 de agosto de 2018

El tótem




Llegó embalado y parecía majestuoso ante la mirada de los niños que en ningún momento se apartaron de él mientras lo ponían en funcionamiento aquellos operarios. Hasta le cantaron a coro canciones infantiles. 

Luego lo adoraron durante un par de horas mientras escuchaban a la madre contar historias de cómo era la vida antes de que existirá aquel artilugio. 

Por fin se abrió la puerta del frigorífico y los niños recibieron un polo de chocolate recién hecho en justa recompensa por su devoción. 



domingo, 19 de agosto de 2018

El telépata




Cansado de discutir aprendió a contestar en silencio a sus interlocutores. Llegó a establecer elaborados diálogos. Nadie comprendía su mutismo. En cambio, él mantenía largas conversaciones interiores que le llevaban a entender cómo eran quienes le rodeaban. Les ofrecía consejos, les consolaba, comprendía más que nadie sus cuitas. De sus labios apenas se escuchaba un sí o un no y su familia preocupada quiso llevarlo hasta un internado de salud mental, pero él, que sabía sus pensamientos, se fugó. Después de hacerse anacoreta fue contratado por una agencia de espionaje.




domingo, 12 de agosto de 2018

Satánico



Cada vez que se extraviaba algún objeto dentro de la casa hacía un nudo en la esquina de un pañuelo. Era un método aprendido de su abuela quien le enseñó cómo encontrar las cosas perdidas. La técnica consistía en atar, de manera simbólica, los testículos al diablo, en un sortilegio para desmontar la conjura de las pérdidas, y no desanudarlo hasta que la cosa extraviada apareciera. 

La frecuencia de los enseres desaparecidos creció con el paso de los días y fue tal su habilidad en hacer ataduras que todas las telas de la casa aparecían anudadas. Al final para no desaparecer ella se ató a sí misma.



Un tiempo único

    Nauplio Fernández observó, al despertar, que no se había movido de la cama en toda la noche. Entonces una idea iluminó su cerebro: e...