domingo, 27 de julio de 2025

Entierro


Esperó sentado a la puerta de su casa para ver pasar el cadáver de su enemigo y lo que presenció fue su propio funeral.

El cortejo avanzaba en silencio, rostros conocidos evitando su mirada. Iban vestidos de luto, pero lo que más le dolió fue ver a su enemigo al frente, cargando la esquela con dignidad contenida.

—¿Cómo es posible? —se preguntó—. ¿Estoy muerto… o vencido?

Nadie respondió. El viento recogía las flores caídas y un niño, curioso, se acercó y atravesó su cuerpo sin notarlo.

Entonces comprendió: el odio no muere, pero sí puede enterrar.

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