Comenzaron la batalla muy temprano, a la hora del desayuno. Juntos se plantearon derrotarse durante la jornada que parecía larga. No cejaron en su lid mientras pasaban las horas, aunque hicieron un alto para el almuerzo. Tras comer amistosamente, mirándose a los ojos se contaron anécdotas y emprendieron su pelea cada vez más cruenta. En el camino fueron traicionándose, desangrándose, mutilando sus miembros cuando el día suspiraba con su última luz. Extenuados por su disputa mortal parecían abocados, cuando estaban a punto de desplomarse, a una extinción segura. Los salvó de la muerte una voz femenina: «¡Ya está bien de Play todo el día!¡A la cama!»
domingo, 25 de octubre de 2020
Beligerancias
Comenzaron la batalla muy temprano, a la hora del desayuno. Juntos se plantearon derrotarse durante la jornada que parecía larga. No cejaron en su lid mientras pasaban las horas, aunque hicieron un alto para el almuerzo. Tras comer amistosamente, mirándose a los ojos se contaron anécdotas y emprendieron su pelea cada vez más cruenta. En el camino fueron traicionándose, desangrándose, mutilando sus miembros cuando el día suspiraba con su última luz. Extenuados por su disputa mortal parecían abocados, cuando estaban a punto de desplomarse, a una extinción segura. Los salvó de la muerte una voz femenina: «¡Ya está bien de Play todo el día!¡A la cama!»
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