domingo, 1 de noviembre de 2020

La bibliotecaria



Perdida dentro del archivo, ella se había convertido en otro de aquellos palimpsestos allí almacenados, pero no uno cualquiera. Igual que los manuscritos que los amanuenses escribían en caja alta gótica, en su delicado rostro de papel de cebolla se habían marcado las grafías de un poema antiquísimo, que contaba los cortejos que tuvo su corazón. Cada verso relataba la historia de un hombre que la amó. Y así los filólogos entusiasmados acudían a estudiar en su mirada la métrica del amor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cirugía

—Ay, ay —el paciente no paraba de quejarse. —Ya no le dolerá más —dijo el médico mientras le extirpaba las interjecciones. Con precisión cas...