La frase era enigmática, escribió
mientras trataba de desentrañar las palabras plasmadas. Después serpenteó en su
brazo hasta envolverlo y subió por su cuello. Entró por su boca y por su nariz
sin poder evitarlo. Al deslizarse por el fondo de su garganta sintió su sabor
amargo y cómo le revolvía el estómago y se volvía visceral y testicular. La
frase saltó y rodeó su corazón hasta diluirse en su sangre para llegar a su
cerebro que la alumbró, por fin, tras ser esclarecida.
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