lunes, 9 de octubre de 2017
El fantasma horroroso
Menuda profesión me ha tocado ejercer en la vida de ultratumba. Supongo que habrá sido por llegar de los últimos o quizás, sólo, por mi mala suerte de costumbre. Qué contrariado estoy después de haberme reído tanto de los espíritus del otro -ahora este- mundo, de esas historias que cuando se relataban hacían sentir una mano helada por la espalda, la presencia de una ánima torturada que exhalaba su aliento de muerto en la nuca y te paralizaba todo el cuerpo incapaz de volverte para mirar. Lo peor de todo no es esto, no es ejercer de fantasma secundón, ni los oscuros pasadizos por donde arrastro las cadenas, ni los cementerios solitarios, ni los gemidos inmateriales, ni escuchar a todas horas el canto gregoriano. Lo que más me fastidia de todo es dar miedo a los demás fantasmas.
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