Cuando sus ojos se adaptaron a la semioscuridad buscó una linterna para moverse dentro del apartamento que no encontró porque alguien la había cambiado de lugar. Miró entonces a través de los cristales. Todo quedó silencioso y en tinieblas durante unos segundos que parecieron eternos hasta que, de repente, se hizo la luz y ese fogonazo le hizo bajar los párpados por el dolor que le causaba tanta claridad.
Seguidamente reinició su ordenador y vio con satisfacción como todo volvía a estar bien, sus proyectos, programas y aplicaciones. Buscó el trabajo y no lo halló, desesperada consultó con un amigo informático para que le ayudara y no obtuvo solución.
Los estados anímicos por los que pasó fueron desde el desconsuelo hasta la desesperación, pasando por estar deprimida y renegar de la escritura.
Era su narración soñada.
Era su narración soñada.
Las cosas que he escrito en sueños y olvidado al despertar... Y las que sé que aún olvidaré...
ResponderEliminarSaludos,
J.