Me ha saludado esta mañana con los ojos vidriosos y la respiración agitada. Me ha narrado una historia que es muy antigua y suele ocurrir donde residen muchos me vecinos. Dice que vive angustiada desde hace meses y que apenas descansa. Cuando tiene que entrar o salir de casa trata de emplear el menor tiempo posible porque, me ha confesado, siente miedo. Aclara que en su bloque de pisos la persigue un fantasma… de carne y hueso.
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