domingo, 27 de julio de 2025

Entierro


Esperó sentado a la puerta de su casa para ver pasar el cadáver de su enemigo y lo que presenció fue su propio funeral.

El cortejo avanzaba en silencio, rostros conocidos evitando su mirada. Iban vestidos de luto, pero lo que más le dolió fue ver a su enemigo al frente, cargando la esquela con dignidad contenida.

—¿Cómo es posible? —se preguntó—. ¿Estoy muerto… o vencido?

Nadie respondió. El viento recogía las flores caídas y un niño, curioso, se acercó y atravesó su cuerpo sin notarlo.

Entonces comprendió: el odio no muere, pero sí puede enterrar.

domingo, 20 de julio de 2025

Sumo amor


Fue la gota que lo colmó y el vaso se enamoró de ella por su desbordante presencia.

Desde entonces, cada vez que llovía, el vaso se estremecía de esperanza. Anhelaba sentir otra gota tan plena, tan definitiva.

Pero ninguna era igual. Algunas caían tímidas, otras evaporaban al contacto. Solo aquella lo había hecho sentir útil e inútil a la vez.

El vaso, ahora lleno de memoria, decidió no vaciarse jamás. Se volvió espejo de lluvias pasadas y guardián de ausencias líquidas.



domingo, 13 de julio de 2025

El abogado


Vino a defender a la libertad de expresión, acusada de hablar claro.

En la sala, los jueces evitaban su mirada; los fiscales tiritaban bajo sus togas de ambigüedad. La libertad, esposada al diccionario, apenas susurraba sinónimos.

—No se le juzga por lo que dice —alegó el abogado—, sino por lo que incomoda.

Hubo un silencio tan denso que se podía cortar con una palabra.

Al final, la declararon culpable… pero en voz baja. Y el abogado, con un guiño, le deslizó un verbo afilado entre las manos.


domingo, 6 de julio de 2025

Peletería


Los visones, contrarios a utilizar pieles de señoras, pidieron adoptarlas como animales domésticos.

Las paseaban por los parques, las alimentaban con té y pasteles, y les compraban sombreros diminutos. Algunas señoras, encantadas, aprendieron a maullar; otras, más rebeldes, arañaban las alfombras o fingían ser de Angora.

Los visones, pacientes, las acurrucaban en sillones mullidos y les leían manifiestos anticapitalistas.

Con el tiempo, se fundó la primera Sociedad Protectora de Damas Elegantes. La peletería cerró. Y en su lugar, abrió una boutique de afectos recíprocos.



Duelo

Se armó de valor y le disparó al miedo hasta matarlo. El miedo cayó de espaldas con teatralidad impecable, como si supiera que estaba en u...