Cada tarde sale a caminar. Es una rutina en la que desde hace años gasta un par de horas diarias. Le hace sentirse bien y le deja pensar. Mientras camina imagina que le crecen unas alas y se siente levitar un palmo sobre el suelo. El tiempo pasa pronto y apenas siente fatiga. Vuelve a casa, mira las zapatillas y entonces recuerda que el vendedor le dijo: usar este calzado es como llevar alas en los pies.
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