domingo, 2 de abril de 2023

Low cost



Acababa de facturar la maleta en una máquina de autoservicio del aeropuerto y se sentó a esperar el momento de su partida. Observaba distraído los vídeos que aparecían en una aplicación de su móvil, cuando un joven se acercó para ofrecerle un pasquín. En la hoja se informaba sobre las demandas de las personas que trabajaban para una línea aérea y se anunciaba un paro. Cogió el papel con desconfianza y lo ojeó de manera rápida hasta que su mirada se detuvo en la palabra huelga.

—¿Cuándo comienza la huelga?

—Hoy —le respondió con energía—. Pedimos una mejora salarial porque nos están pagando una miseria por hora trabajada.

Esbozó una mueca expresando un gesto de asentimiento hipócrita con la demanda que le planteaba y mientras el hombre se alejaba, recordó que él viajaba con esa compañía, famosa por ser de bajo costo. Le incomodaron, de pronto, dos pensamientos: el fastidio de que suspendieran su vuelo y que aquella reivindicación, si era atendida, desencadenaría una subida de precios.

La llamada por megafonía para embarcar lo sacó de su reflexión contrariada. El viaje fue plácido. Aterrizó y volvió a casa donde le esperaba una carta sobre los planes que su empresa había decido ejecutar, reduciendo costes con menos personal.



1 comentario:

  1. Las quejas ajenas siempre son un fastidio para quienes no conocen eso de la empatía.

    Saludos,
    J.

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