domingo, 6 de octubre de 2019

Titirimundis



—Señora Marioneta, está usted perturbando la imaginación de los niños. 

—Disculpe, señor Autoridad, me hicieron así. 

—Así, cómo, ¿andrajosa y mal vestida? 

—No, libre. Movida por los hilos de la ilusión y de la ingenuidad. 

—Lo que hace es exaltar las mentes y pervertir las sanas costumbres de la obediencia. 

—Lo que hago es hacer reír y soñar, e imaginar mundos imposibles. 

—La utopía es una subversión inadmisible de la que debo informar al señor Poder. 

—Como dijo el poeta: no he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo. 

—Los poetas son otro de los virus que tacan al sistema y que habría que encarcelar. 

—George Orwell, un tipo que se les escapó a ustedes, dijo: la libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír. Y en eso estamos. 

—Pues le llevaré ante el señor Juzgador para que le aplique la ley y le condene por enaltecimiento de la libertad. 

—Lo que hay que condenar es la mentira y la hipocresía. 

—No se hable más, se acabó la función. 

—Mi espíritu es el de nunca callar.

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