domingo, 4 de agosto de 2019

Juanito y las pulgas



Furfur es uno de los setenta y dos demonios relacionados en el 𝘈𝘳𝘴 𝘎𝘰𝘦𝘵𝘪𝘢. De él se refiere que miente a menos que se le obligue a entrar en un triángulo mágico, donde da respuestas certeras a todas las preguntas. Este diablo debió ser el instigador de una fechoría que recuerdo a un grupo de niños de mi infancia.
Varios chavales reclamaron a Juanito, un niño llegado desde Bélgica tras un periodo de inmigración de sus padres que trataba de adaptarse a un país salvaje. Lo llamaron en auxilio de un objeto perdido en un pequeño corral que había servido de cobijo a varios perros. Juanito, ingenuo, buscó entre la broza del cubículo. Movió el estiércol aquí y allá con afán de ayudar a localizar el misterioso objeto hasta desistir de su búsqueda. Lo único que encontró fueron tres días de postración en la cama con fiebre alta, inmensos picores y el cuerpo lleno de sarpullido. Entonces entendió que las pulgas eran invisibles.

1 comentario:

  1. Relato que recuerda la enseñanza de El Lazarillo. Cuando Lázaro de Tormes es un niño ingenuo e inexperto, el ciego le pone la cabeza junto a una cabeza de toro de piedra y le da un empujón fortísimo hacia ella lo que le supuso inmenso dolor y rotura de dientes y estar postrado varios días por la conmoción. Es una forma de entrar en la vida. Seguramente Juanito, a partir de entonces se fiaría menos de lo que le dijeran. Es cruel, pero es una forma de despertar.

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