Pasaba por allí y al mirar, de
forma inadvertida, pude ver que la habían echado al cubo de la basura. Supuse
que en una época donde la imagen y el ruido son preponderantes, dejaron de
usarla.
Me
dio pena y, con cuidado de no mancharme, la rescaté. Luego de haberla limpiado
recompuse sus siete letras y la coloqué como título de este cuento por si le
hacía falta a alguien.
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