domingo, 14 de septiembre de 2025
Cambio de hora
Cuando adelantó el reloj se le movió la vida y supo entonces que estaba muerto en esa hora.
A las dos fue padre, a las tres viudo, a las cuatro sospechosamente feliz. Descubrió que cada minuto nuevo era un universo descartado.
Decidió no tocar más el reloj. Lo enterró en el patio, justo a la hora en que nunca fue nadie. Desde entonces vive en un tiempo prestado, sin segundero, donde no se muere —pero tampoco se llega.
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Una vida promedio para muchos eso de no ser nadie y nunca llegar a ningún lado.
ResponderEliminarSaludos,
J.