Primero fue lo del abuelo chino. Nadie le vio morir y menos enterrarle, pero un día dejó de toser en el balcón. ¿Alguien ha visto sepultar a un chino en este país? Después fue lo de los rollitos de primavera ¿cómo podían saber igual en cualquier restaurante chino donde fueras? Luego estaba la cara de la simpática camarera que te ofrecía un chupito de licor de lagarto al terminar la comida y que siempre era la misma, pero que cada vez parecía como si hubiera una nueva. Para terminar no me explicaba cómo podían cocinar tan rápido y quién guisaba porque para tantos platos faltaban manos. El misterio me ha quitado el apetito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ejemplar único
Si se arrojara una Enciclopedia Británica a un agujero negro ¿desaparecería la información de todos los ejemplares? La pregunta me obsesion...
-
Aracne tejió un nuevo hilo en la red. Ya no usaba seda, sino atención: su telar era el scroll infinito y su tela, servidores invisibles. No ...
-
Vino a defender a la libertad de expresión, acusada de hablar claro. En la sala, los jueces evitaban su mirada; los fiscales tiritaban bajo ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario