—¡Rápido! Que venga el cuentero.
—¿Qué ocurre? ¿A qué tanta urgencia?
—Necesito escribir un microrrelato y no se me ocurre nada.
—Pues el narrador de historias está de vacaciones.
—Qué ruina de vida, sin nada que contar.
Primero fue lo del abuelo chino. Nadie le vio morir y menos enterrarle, pero un día dejó de toser en el balcón. ¿Alguien ha visto sepultar a...
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