domingo, 24 de noviembre de 2019
domingo, 17 de noviembre de 2019
Rutinas
Cada tarde sale a caminar. Es una rutina en la que desde hace años gasta un par de horas diarias. Le hace sentirse bien y le deja pensar. Mientras camina imagina que le crecen unas alas y se siente levitar un palmo sobre el terreno. El tiempo pasa pronto y apenas siente fatiga. Vuelve a casa, mira las zapatillas y entonces recuerda que el vendedor le dijo: usar este calzado es como llevar alas en los pies.
domingo, 10 de noviembre de 2019
Balas trazadoras
Joan —el tiempo ha borrado la memoria de su apellido— era un licenciado en Física y Química con quien fragüé amistad a través de la poesía durante el llamado ‘servicio militar obligatorio’. Aún conservo el poemario ‘Vint-i-set poemes en tres temps’ de Miquel Martín i Pol que me obsequió en lengua catalana, poeta de quien solo conocía por aquel entonces una adaptación que el cantante Kiko Veneno había realizado para su canción ‘No pido mucho’.
Cierta noche, durante un ejercicio de práctica antiaérea en los acantilados de Gijón, me comentó mientras observábamos el cielo iluminado por las balas trazadoras: «ves, igual que esas trazas de luz en el cielo negro, así es la lucidez del pensamiento, destellos de luz que nos guían para saber por dónde vamos en nuestra oscuridad». Después callamos los dos durante largo rato.
Cierta noche, durante un ejercicio de práctica antiaérea en los acantilados de Gijón, me comentó mientras observábamos el cielo iluminado por las balas trazadoras: «ves, igual que esas trazas de luz en el cielo negro, así es la lucidez del pensamiento, destellos de luz que nos guían para saber por dónde vamos en nuestra oscuridad». Después callamos los dos durante largo rato.
domingo, 3 de noviembre de 2019
El telépata
Cansado de discutir aprendió a contestar en silencio a sus interlocutores. Llegó a establecer elaborados diálogos. Nadie comprendía su mutismo. En cambio, él mantenía largas conversaciones interiores que le llevaban a entender cómo eran quienes le rodeaban. Les ofrecía consejos, les consolaba, comprendía más que nadie sus cuitas. De sus labios apenas se escuchaba un sí o un no y su familia preocupada quiso llevarlo hasta un internado de salud mental, pero él que sabía sus pensamientos, se fugó. Después de hacerse anacoreta fue contratado por una agencia de espionaje.
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