Desde que abrieron el comercio me llamó la atención porque no se podía apreciar nada de su interior debido a sus cristaleras opacas. Mi curiosidad fue creciendo cuando supe que la tienda solo estaba abierta al público una hora diaria. Cada vez que cruzaba por el lugar, atraído por un cierto magnetismo, volvía la cabeza y me preguntaba qué clase de productos despacharían en ese establecimiento. Un día, dispuesto a matar mi interrogante obsesión, me paré a observar el tipo de clientela que acudía al negocio. Descubrí que ninguna de las personas que entraban allí, salían después, ya que pasados sesenta minutos el cierre se bajaba y no subía hasta la jornada siguiente. El descubrimiento me sobresaltó y tomé la decisión de entrar. Mientras caminaba hacia local mi pulso se aceleró y comencé a sudar. Cuando estaba en el umbral me detuve a leer un cartel que, al contrario del clásico ‘No se permiten devoluciones’, advertía: ‘No se devuelven admisiones’.
domingo, 29 de septiembre de 2019
domingo, 22 de septiembre de 2019
Acorralado
—¡Abuela!, que dicen los
científicos que tienen acorralado al bosón de Higgs.
—(…)
—No, no ha hecho nada, pero
llevaban muchos años buscándolo.
Mi abuela se durmió una mañana
hace más de treinta años. Cuando me entero de algo interesante me gusta
hablarlo con ella, es quien mejor me entiende.
domingo, 15 de septiembre de 2019
Turbulenta lectura
«La niña se acercó al hombre que
leía en el parque y le dijo: señor no le va a gustar el final de esa novela. Y
cómo lo sabes, ¿acaso no eres muy pequeña para haberla leído? —le respondió el
hombre algo contrariado—. Es verdad —contestó la pequeña—, pero lo sé porque me
escapé de ese libro».
La lectura de aquel pasaje la
inquietó porque había soñado esa escena la noche anterior. Cerró el libro de
golpe y lo no volvió a abrir. Al llegar a casa lo guardó en la biblioteca y se
puso a escribir lo que le había ocurrido. Comenzó su relato desde su infancia
cuando un hombre leía un libro en un parque.
domingo, 8 de septiembre de 2019
Instrucciones de uso para hacer la o con un canuto
En el uso del canuto para hacer
la o, es primordial saber elegir, previamente, el tipo de material de que está
formado el mismo, dado que condicionará la calidad de cada o escrita al final
del proceso.
Si se opta por trabajar con uno
compuesto por elementos vegetales, las oes obtenidas tendrán la singularidad de
cargar sus círculos en curvaturas vegetarianas. Si por el contrario resulta que
se escogen materiales prefabricados, tipo PVC, abundarán las redondeces
escuálidas y antipáticas que se reconocen en palabras como odio u omóplato.
Es por ello que la arbitrariedad
no debe presidir el juicio de la elección y hay que tener buena mano para
escoger el canutero.
El tipo de tinta es, por igual,
un componente importante en el proceso de creación de oes. No es lo mismo una
tinta china que la destilada del pulpo o calamar. El orbital de la o puede
tender a ser plasmado con bordes más contundentes o livianos, según el tintado.
La templanza en el pulso es,
finalmente, el requisito más significativo para los hacedores de oes con un
canuto. Su habilidad en adquirir la técnica de plasmación de la o determinará
su endeblez tipográfica, el trazo longitudinal cerrado, la esfericidad de su
espíritu y su eterna redondez.
domingo, 1 de septiembre de 2019
Abducción pictórica
La mujer que vigila la cuarta
sala del museo, dedicada al impresionismo de Toulouse Lautrec, observaba como
un hombre se embelesa frente a un cuadro. Cada día visitaba la sala y se
quedaba impasible largo rato con la mirada fija en la obra. Después se despedía
de la mujer.
La vigilante, abonada a su rutina,
en una ocasión levantó la vista del libro que leía y vio al hombre enfrentado a
la pintura nuevamente. Volvió a embeberse de letras hasta que terminó su turno
de trabajo y cayó, entonces, en que el hombre no se había despedido. Desde ese
día no lo volvió a ver por el museo.
Ahora, cada vez que vuelve a su
rutina laboral y mira el cuadro 'Baile en el Moulin Rouge', siente una especie
de repelús.
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